El ion Magnesio, en forma de óxido e hidróxido, reúne unas excelentes propiedades físico-químicas que lo hacen totalmente adecuado para sanear el medioambiente, entre las que destacan:
Las tierras contaminadas con metales pesados (As, Cu, Pb, Zn, etc.), en consecuencia de procesos industriales previos, plantean la necesidad ineludible de estabilizar estos contaminantes para que los suelos afectados puedan ser dedicados a otros fines. Con la utilización del Óxido o Hidróxido Magnésicos en cantidades adecuadas el problema queda resuelto, ya que los metales pesados quedan en forma insoluble.
Los polvos de acería (cenizas volantes que se originan en la fusión de la chatarra en Hornos Eléctricos de Arco), catalogados como un residuo especial, pueden ser totalmente neutralizados si se mezclan convenientemente con Óxido o Hidróxido Magnésicos.
En resumen, los principios físicos y químicos de estas aplicaciones son válidos para solucionar problemas de residuos, tanto de procedencia industrial como de cualquier otro origen, ya sea «in situ«, sobre el terreno contaminado, o «ex situ«, trasladando las tierras contaminadas al lugar donde serán tratadas.